Muchas veces, a lo largo de la práctica habitual de la clase, me pregunto por esa “cosa” infaltable que me espera después del plié (y en ocasiones aun antes): mi amigo el tendú. “Tandiú, jeté, rond de jambe” escucho como una sucesión más que obvia, casi espontánea, y hete aquí que el tendú va siempre primero. Es el battement, el “golpe” de pierna más temprano y al parecer más importante, “el” paso de la clase, el que revela no sé qué cosa, no sé qué pie, qué “línea” de pierna y esas cosas que usualmente valoramos. Mismo Agripina Vaganova me impone sin demasiadas complicaciones que el tendú, ni más ni menos, “es la base de toda la danza” (guau); para continuar que “fue hallado con tanto acierto, que no parece sino que su creador ha estudiado a fondo la estructura y funcionamiento de la articulación del pie” y que “cuando la pierna se muestra torpe es señal que la bailarina no ha sido educada a su debido tiempo con severos (sic) battements tendus” (Vaganova, A.: Las bases de la danza cásica. Ediciones Centurión, Buenos Aires, 1945)
Buenísimo, entonces. Además, la descripción que ofrece del gesto es por otro lado sencillísima: “la derecha se desliza hacia adelante, sin separar del suelo la punta del pie. El movimiento comienza con el talón, hallándose todo el pie terso. Después de alcanzar el punto de mayor tensión de los dedos y con el empeine del pie también extendido, la pierna vuelve a su lugar por el mismo camino”. Tan evidente parece, que mi viejo, después de un largo día en la oficina, no tendría mayores inconvenientes de realizar un par de tendus agarrado del placard del cuarto en donde hubo de guardar su corbata previamente. Y sin embargo ahí está este bendito paso como un fantasma cada vez, cada lunes, cada miércoles, cada viernes, cada clase que voy e incluso en las que no voy, porque de alguna manera habita el imaginario del entrenamiento y se proyecta hasta en el reposo.
Cuestiono: ¿existe el tendú? Y si existe, ¿dónde está? Flasheo, ya lo sé. Es que mi pregunta acude a cuento de si el tendú es un lugar al que voy toda vez que se marca, o si en verdad, hurgando profundamente en los vericuetos de la técnica, el tendú, como realidad manifiesta, como “fenómeno” si se me permite, aislable e identificable, “claro y distinto” - como hubiese dicho Descartes, no existe. “Tendú uno, dos”, enuncia el maestro indicando que la pierna sale en un tiempo y entra en el otro; cuando me toca hacerlo luego, ¿llego siempre, exactamente al mismo tendú? Y si entonces puedo suponer que eso no es así, y que siempre que emprendo la tarea de hacer un tendú procuro llegar a un nuevo lugar, ¿dónde se encuentra tal lugar? Porque que yo sepa, un lugar es eso, un emplazamiento espacio-temporal delimitado. “Miren, éste es mi tendú” - ¿es posible una afirmación así? ¿Acaso ese lugar no habría de continuar expandiéndose infinitamente si en el “dos” no habríamos de volver a la quinta? ¿”Infinitamente” dije? ¿Cuándo es “algo” en la danza infinito? ¿Acaso una cosa no es interrumpida por otra, y así? ¿Alguien, alguna vez, hizo un tendú infinitamente? (Qué cansado debe estar a esta altura ese muchacho…).
Por otro lado, solemos referirnos “al” tendú, es decir, a una especie muy particular de ente, uno solo, “el” tendú. Como si el mío fuese igual al de cualquiera de todos los seres humanos que alguna vez tomaron una clase de ballet en el universo, o lo que es más sorprendente, igual al de esa singular inspiración que seguramente no demasiado consciente vehiculiza la praxis propiamente dicha del gesto al momento de emprender su ejecución. Incluso la verbalización de estas preguntas se me hacen con sutileza prohibidas, casi inconvenientes, como si se pusiese en duda la certeza rarísima de un tipo más que particular de tótem que suele convocarse como súmmum de un arte demasiado acostumbrado a levantar héroes y ejemplos. Eventualmente (ahora puedo vislumbrarlo) mi inquisición avanza hacia “la pregunta por la técnica", como diría Heidegger, es decir, por el secreto de una práctica que se sabe organizada de una manera en particular en el Occidente moderno, para quizás descubrir yeites para la resolución cotidiana de nuestro dios ballet. Cuya práctica, recordémoslo siempre, se inicia con el battement tendú.
Diego G.
qiuzas el tendú como, a mi entender, todos los movimientos que podemos probocar son infinitamente buscados. Lo infinito está en la búsqueda de este lugar (espacio-temporal)que da una forma cierta a un movimiento. El movimiento del estudiante es buscado constantemente, es buscado de distintas formas, en todos los espacios, es esa obseción del que aprende. No existe en mi imaginario corresponderme con las formas, son engañosas, aunque repetidamente las hagamos nunca van a ser la misma forma... está en proceso de descubrimiento. y un proceso es asociado inmediatamente con el movimiento, con lo que circula.
ResponderEliminarQuillen
Que aparezca la palabra "forma" no me resulta extraño, y me resulta súper interesante que las definas como "engañosas". La complementariedad forma-contenido nos azota una vez más... Y lo más asombroso de todo es que a pesar de ese carácter ambiguo de la forma (aguante Platón!), ellas ahí están siempre, a cada lado y en cada lugar, dominando nuestra percepción, o mejor dicho, nuestro "percibido".
ResponderEliminarAhora que lo pienso, de hecho, el post bien podría haberse llamado, en lugar de "¿Qué es un tendú?", "¿Qué es una forma?", y estaríamos hablando de lo mismo.
lo acabo de encontrar el post, es muy interesante. Yo creo que el Tendu!( hablamos de este porque es el mas basico de todos), varios tipos de ejecusión. Pero podemos destacar dos tipos basicos.
ResponderEliminar1) Investigación y entrenamiento
2) Coreográfico.
Dentro del de investigación y entrenamiento podemos ver al tendú no como un simple gesto, sino tambien como un proceso de busqueda, Busqueda de la maxima extensión de busqueda, busqueda de motores de movimiento, etc. Aquí se vería la perpectiva de infinidad que propone quillen.
Por otro lado el tendú coreografico, es el que llega a la forma, y esta mecanizado. El engrama creado por el entrenamiento que corresponde al tendú. De todas formas aquí no quiere decir que no tenga un lado finito o limitado. Justamente eso depende de cuan entrenado este el bailarín y como se proyecta eso en el tendu. Cuan expresivo puede ser ejecutandolo, etc.
Abrazo
MATIAS